martes, 19 de junio de 2012

Miscelánea gris oscura


         Empiezo a perder paulatinamente mi identidad. Definitivamente, no me encuentro. No me reconozco, no siento las sensaciones habituales. Estoy perdiendo la batalla y soy perfectamente consciente de ello.  Siento esta desdicha como una maldición, lo cual manifiesta muy claramente que soy demasiado dependiente del deporte, esto es, del correr. Ya estoy harto de escuchar tópicos y mensajes tranquilizadores del tipo “paciencia, hay cosas peores”, o “ya vendrán otras carreras”. El asunto trasciende cualquier carrera, necesito correr para vivir.  Soy impaciente por naturaleza, nervioso, maniático… y necesito mi dosis diaria de zancadas para conseguir el equilibrio en todas las demás facetas. Podréis pensar que soy un enfermo, y no os lo reprocharía. Podéis pensar que no tengo otros hobbies, y no es cierto, sólo que sin correr no los disfruto igual. Las obligaciones y quehaceres diarios me coartan, y por tanto no me permiten disponer del tiempo necesario para hacer un buen rodaje en bicicleta.

          Hace unos días pude realizar una buena sesión de mtb. Claro, para disfrutar plenamente de este cacharro tienes que irte a la montaña, buscar pistas con buenas cuestas y entornos sugestivos. Lo encontré, he de admitirlo. Fue gratificante, pero mientras mi compañero Txomin me decía continuamente “esto tiene su punto, coño”, yo no paraba de repetirme a mí mismo “qué ruta, qué caminos, qué parajes para recorrerlos corriendo…”.  No es lo mismo.

Ayer hice mi prueba previa a la segunda sesión de EPI. Desastrosa. 8 infernales kms, parando a partir del cuarto cada 3 ó 4 minutos, con dolor. Un calvario. Hoy hemos descubierto que también que tengo el tendón del bíceps femoral bastante perjudicado, esto es, podría ser también tendinitis. ¿Sabéis dónde termina dicho tendón? Cierto, en la cabeza del fémur, el mismo lugar donde se inserta la cintilla iliotibial. Genial. Pasan los días y el inevitable “atocinamiento” está teniendo lugar, haciendo palpable una extraña sensación de letargo, de adormecimiento, que junto al calor estival están convirtiendo junio en un mes para olvidar.  

        Mientras tanto, sobrevivimos con la lectura y algunas series y documentales. Stalingrado, de Antony Beevor, me está recordando que los soldados de la Werhmacht lo pasaron en el frente bastante peor que yo, y me reconcilia con mi devoción sobre la II Guerra Mundial; The Death of Yugoslavia, un excelente documental del BBC sobre la guerra de los Balcanes me ha ayudado a comprender un poco mejor una guerra de por sí bastante complicada de asimilar, y me ha mostrado que entre Radovan Karadzic y Ratko Mladic por un lado, y Hitler, Himmler y cia, por otro, no existen muchas diferencias.
 SATORI, la novela que Don Winslow está escribiendo por encargo me está mostrando claramente que no todos los escritores son capaces de tocar todos los géneros, y que está claro dónde se sienten más o menos a gusto. No es lo mejor de Winslow, ni de lejos. Me flipó El invierno de Frankie Machine, Salvajes y sobre todo, El Poder del Perro, donde el tipo se muestra como pez en el agua rodeado de narcotraficantes mexicanos, agentes de la DEA, yonkis y mafiosos sin escrúpulos, aderezando todo esto con buenas dosis de sexo explícito y violencia sin límites. Esta novela es un thriller de espionaje entretenida, pero poco más. A ver cómo lo hace Di Caprio en su adaptación al cine. Me he obligado a apartar momentáneamente –por razones obvias – el Correr o Morir, de Kilian Jornet, porque sencillamente no me apetece leer hazañas ultrafondistas mientras me tomo una cerveza o me fumo un cigarrillo. La paradoja que hay en mí.  Y por último, The Killing y Juego de Tronos, ambas en versión original, of course, me están deleitando, especialmente la segunda.





...Que julio traiga vientos de cambio...

4 comentarios:

  1. Buena descripción de lo que buscamos al correr. Equilibrio.
    Por lo demás, siempre me ha llamado la atención lo cerca que estamos en algunas de nuestras reacciones de aquellos que necesitan lo que podríamos llamar drogas "exógenas". Sobre todo cuando nos falta al igual que a elllos nuestra dosis habitual.
    Saludos.

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  2. Javi noto cierta influencia de Antonio en esos documentales que comentas. Por cierto, ¿merecen realmente las novelas que comentas de Winslow? No me refiero a El Poder del Perro, esa ya está leída.

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  3. Onio, sí que merecen la pena esas novelas. La influencia de Antonio es simplemente que me prestó el libro de Stalingrado hace tiempo. La II Guerra Mundial y la guerra en general es algo que me fascina, más que desde el punto de vista militar (Antonio), desde la óptica humana, social, las motivaciones que llevan a algunos a aniquilarse.

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  4. ¡No seas tan dramático, que llegará el día en el que atravieses todas esas veredas y caminos! Realmente el aspecto psicológico de las lesiones es el más difícil de llevar y tiene sus días. Pero es conveniente asimilarlo bien y desde el principio y ponerse a trabajar en la recuperación. Es lo que siempre he hecho y al final he visto la luz al final del túnez.
    No he leido nada de Winslow, pero según dices es interesante. Tomaré nota.

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