martes, 8 de abril de 2014

LESIÓN ANTIESTRÉS


Somos animales de costumbres. Nos adaptamos a los cambios, moldeamos nuestros hábitos y aceptamos con mayor o menor gloria el devenir cotidiano. En el universo runner uno puede estar en la cúspide de su modesta aspiración deportiva, esto es, puede estar entrenando bien, teniendo buenas sensaciones, buscando nuevos retos, ávido de nuevo material deportivo por adquirir, puede investigar todas y cada unas de las muchas pruebas que nutren el calendario para comprobar qué marca ha conseguido fulano o mengano. Uno puede planificar las semanas, contar los kilómetros o el desnivel positivo acumulado, puede mirar a un futuro no muy lejano y verse ascendiendo cimas de otras latitudes....

... O puede acostumbrarse a una lesión, asumir que no estás para trotes, borrarte de las carreras venideras y salir a trotar con dificultades y molestias cuando buenamente puedes y/o quieres. Y ahí está el quid de la cuestión. ¿Soy más feliz ahora o antes? ¿Me siento mal por no sentirme competitivo? Indudablemente, estoy más tranquilo. Es un estado contradictorio, pero perder la noción del entrenamiento superado y la amenaza de un objetivo te relaja. Aceptas. Asumes.

Ahora ni tengo prisas por averiguar la raíz de esta maldita y extraña lesión que hace que a veces pueda correr con una leve molestia en el pie y otras me pare en seco a los 10 minutos. No hay diagnóstico aún, ni el fisio ha atinado precisamente. ¿Qué más da? El tiempo -supongo- devolverá todo a la normalidad, las molestias desaparecerán igual que vinieron. Sé que algo no marcha: lumbalgias imposibles, dolores de isquios, sóleo a punto de explotar, planta del pie petrificada... Pero esa certeza me tranquiliza.

Lo que todo esto me suscita es una pregunta que lanzo al vacío: ¿Son necesarias las lesiones? No hablo dentro de una temporada en concreto, sino de un espacio de tiempo más amplio. No he tenido mi mejor año -ni de lejos-, ni en volumen de entrenamiento ni en nivel competitivo, y sin embargo esta inoportuna lesión (¿o quizá oportuna?) me está transportando a lo esencial de todo: correr por correr, tranquilo, disfrutando, sin dorsal, sin agonía.
Pero muy a mi pesar,a pesar de este extraño estado de ensimismamiento y tranquilidad , una duda terrible subyace: ¿Cuándo coño voy a estar bien de una vez?