No llevo la cuenta de las medias maratones que he disputado
desde que en 2007 debuté en la distancia. Diría que bastantes. Cada una con un
sabor distinto: dulces, amargas, muy amargas…Cada una una historia distinta. Sé
que la del próximo domingo será especial también por muchas razones: porque
será la primera tras mi lesión del pasado mes de marzo -¡casi 11 meses! y porque ciertamente no las tengo todas
conmigo. He estado entrenando bien y en absoluto adolezco de falta de
ilusión pero muy dentro de mí sé que no estoy en mi mejor momento y que por
tanto no debo hacerme demasiadas ilusiones. Hago bien –muy bien- las series,
pero es que en ellas me siento como pez en el agua: tengo explosividad y además
lo doy todo; he cargado entrenos largos por montaña que me han proporcionado
potencia y confianza en cuanto a volumen kilométrico. En definitiva, he hecho
bien las cosas pero siento que no es suficiente, presiento que me falta tiempo
y que esta Media Maratón de la Cartuja llega demasiado pronto.
El pasado domingo, cuando bajaba de Pinos Genil a 3’50’’/km mi cuerpo y mi mente me enviaron
señales desalentadoras. Había que hacer al menos 7 kms por debajo de ese ritmo
y ciertamente supe desde el primero que no era el día. Los cuádriceps se
quejaban al levantarse y el resuello era vertiginosamente agónico. No había
poderío en la zancada ni frescura en la cabeza y al final sólo dos de mis 7
miles acabaron por debajo de 3’50’’. En fin, cansancio llaman a eso. Ayer
descansé y hoy he corrido 10 kms a 5’15’’. Joder, casi se me olvida lo feliz
que se puede sentir uno rodando por encima de 5’/km. Casi olvido que me gusta correr, porque no
puede ser que cada vez que uno se calza las zapatillas salga a hacerse daño. No obstante, siempre entendí correr como necesidad,
no voy a decir solamente que me hace sentir libre, mejor persona, más
solidario, bla bla bla bla… No voy pecar de cinismo: soy un puto “yonki-runner” que solo se acuesta en paz si ha castigado
previamente el cuerpo.
En fin, que tengo clara una dicotomía dentro de mí: disfruto
corriendo en la naturaleza, esa es la esencia del correr para mí: montes,
árboles y yo en medio; pero por otro lado me gustan las medias, me gusta la
velocidad, me gusta ser más rápido y patear el asfalto y para ello no me queda
más remedio que seguir machacándome hasta sentir ese ardor tan peculiar en el
estómago. Hasta que consiga bajar de 1h22’, que no será el próximo domingo.
Piensa que enero es muy puñetero para correr rápido, por el frío, la vuelta de Navidades, etc. etc. Lo importante es estar ahí. Ya nos contarás cómo organizan los sevillanos esa media. Suerte.
ResponderEliminarAsí cómo no vas a necesitar un trabajo especial de flexibilidad. ;) No te preocupes que buscaré el plan de trabajo de Zersenay Tadese y te lo haré llegar.
ResponderEliminarSuerte el domingo. Harás un tiempazo.
Después de 11 meses no te vengas abajo si haces un minutillo más de lo esperado. Demos gracias por poder correr y todo irá llegando.
ResponderEliminarUn abrazo,
Y tanto el asfalto como la montaña forman parte de la misma esencia: el correr, y si disfrutas haciendo ambas cosas: por qué elegir si puedes compatibilizar las dos.
ResponderEliminarJavi, compartimos marca en media maratón, y no me cave la menor duda que bajarás. Es posible que no el próximo domingo, aunque eso nunca se sabe, quizá sea tu día. Ánimos Crack, te queda muchas medias por hacer. Un abrazo
ResponderEliminarSeguro que este año bajas del 1:22 en media. Es más me atrevería a decir que si no es ahora, como tú dices, será en Málaga. Por mi experiencia antes de bajar la marca en media hay que atacarla unas cuantas veces en la temporada; asimilar la distancia y el ritmo hasta que sale.
ResponderEliminarPor eso, ya sabes, el domingo tienes el primer asalto. El combate durará para siempre.
Javi, Txomin, os repito lo mismo, el domingo o con vuestros escudos o sobre ellos.